Otros cronopios es un espacio para compartir temáticas, actividades, estrategias,experiencias y saberes en torno a la lengua, la literatura hispanoamericana y otros sistemas simbólicos a fin de potenciar la competencia comunicativa.
martes, 12 de junio de 2012
lunes, 11 de junio de 2012
PENDIENTES
"Ninguna imaginación para innovar, poca voluntad para
trabajar y completa falta de audacia para investigar forma una receta infalible
para producir pobreza” Komosuke
Matsushita
Hola chicas, tenemos dos asuntos pendientes: el primero es el
esquema del cuento final como resultado del proceso de este periodo. Reitero no
van a escribir el cuento, pues este ejercicio se realizará en clase; la idea es
tener claro aspectos como la temática, el o los personajes, conflicto, sensaciones,
emociones…el ambiente, espacio, tratamiento o tipo de cuento.
Recordemos las palabras de nuestro querido Cortázar,
"un cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión,
una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos
calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final".
Por otro lado, estamos en la segunda parte del proceso de
investigación de nuestro personaje. Después de haber recopilado información amplia
sobre él en diferentes fuentes, ustedes van a sistematizar esta información.
A continuación les
recordaré el esquema del pre informe:
1.
TEMA: el nombre del autor o autora que están
investigando
2.
SUBTEMAS: los aspectos en los que va a
subdividir el tema
3.
OBJETIVO (S): ¿qué pretende con esta investigación?
4.
REFERENCIA: el libro, el documento, la revista,
el periódico, el video, la página web o fuente de donde obtiene la información.
5.
SÍNTESIS BASADA EN PROPOSICIONES O TESIS: ideas
que surgieron después de leer cada fuente o referencia.
6.
COMENTARIOS: comentarios, dudas, observaciones
7.
VOCABULARIO: palabras desconocidas
8.
FECHA: fecha en la que abordó el texto referido
9.
LUGAR: sitio donde realizó la consulta
Tener en cuenta que, por cada fuente o referencia consultada, es necesario diligenciar el formato a partir del punto cuatro.
En los siguientes enlaces encontrará ejemplos de cómo referenciar las fuentes consultadas.
http://www.unirioja.es/dptos/dee/doctor/documentos/comocitar.pdf
http://serviciosva.itesm.mx/cvr/investigacion/doc0142.htm
Cualquier duda, ya saben dónde encontrarme.
Yo, por mi parte, terminaré de seleccionar los relatos basados en las canciones, los microrelatos basados en frases clichés, las producciones del texto instructivo y las utopías; de igual manera, los relatos que usaron como pretexto el cortometraje Alma, para subirlos al blog. Recuerden, las que no lo han hecho, corregirlos y re enviármelos.
Buena vida!
jueves, 7 de junio de 2012
UTOPÍAS: Deliremos un ratico
Chicas, algunas de sus construcciones desde el imaginario. Disfrútenlas!
ht
"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".
Convertirme en una cometa y dejarme llevar por
el viento
·
Ayudarle a los de la liga de la justicia a
vencer a todos los malos de los cuentos y a los de la realidad.
·
limpiar el mundo de tanta basura
·
Asistir al cumpleaños 132 de Pinocho
·
Bañarme con la suavidad de las noches y secarme
con la frescura de la brisa
·
Contar cada gota de lluvia
·
Regalar mis miedos
·
Apagar el sol y la luna y alumbrar la tierra con
luciérnagas
·
Ver el mundo desde el hombro de un gigante
·
Ir a cabalgar con los caballitos de mar
·
Llevar a mi unicornio al dentista
·
Ir a Atlantis a hacerme un estudio fotográfico
·
Descubrir los misterios de la magia y la
fantasía
·
Pintar los días de colores
·
Viajar al infinito del tiempo con mi amigo
Cronos
·
Nadar con las sirenas
·
Ayudarle a Cupido a lanzar flechas de amor
·
Patinar en los satélites de los planetas con mis
amigos
·
Entrar al túnel de Sábato y salvar a Maria Iribarne
·
Llenar de solidaridad el alma de las personas
·
Leerle cuentos a los duendes
·
Enseñar a leer a Pinocho
·
Ir a una piyamada con Morfeo y los Oníricos
·
Entrevistar a con Willi Wonka en su fábrica de
chocolates
·
Robar una estrella del cielo para iluminar mi
habitación
·
Bailar
tap con Mickey Mouse
·
Patinar en el pantano del recuerdo
·
Caminar por los aires del olvido
·
Ir a volar con las mariposas al arcoíris
·
Jugar baloncesto con los dioses del Olimpo
·
Construir hospitales para los pájaros enfermos
·
Viajar con Pinocho al país de los juguetes
·
Recorrer el mundo en una estrella fugaz
·
Peinar a Rapunsel
·
Tomar el té con Dios
·
Sentarme a leer justo donde comienza el arcoíris
·
Comer helado con mi amiga la sabiduría
·
Continuar con la guerra entre mi imaginación y
la realidad
·
Jugar a las escondidas con las bananas en
pijamas
·
Jugar ajedrez con los cubitos
·
Ir a almorzar con campanita en el país de nunca
jamás
·
Planear con Cupido la forma de acabar con los estúpidos que no creen en el
amor
·
Contar las estrellas y anotar sus nombres
·
Ir al infierno y hacer algunas entrevistas a
algunos condenados famosos
·
Alimentar a mis Minotauros
·
Recorrer el océano montada en un delfín
·
Viajar al pasado
·
Llevar una serenata a Dios
·
Viajar al país de mis sueños
·
Ir de paseo con Blanca Nieves y los siete
Enanitos
·
Navegar el mar convertida en sirena
·
Hacer realidad mis sueños
·
Tocar dulces melodías en mi guitarra con mis
amigos, sentada en una nube
·
Broncearme tranquilamente en el centro del sol
·
Salir a comer en la noche con la luna
·
Besar los labios del sol
·
Dormir en el infinito
·
Enseñarle a correr a las tortugas
·
Hacer una mordida a la luna de queso
·
Entrevistar a Dios
·
Ver la carrera de los espermatozoides para
llegar al ovulo en vivo y en directo
·
Echarle protector solar al planeta tierra, para
que el sol no nos haga daño
·
Sentarme en la mitad del mar y leer un libro
·
Descansaré de tantos quehaceres sobre una nube
PURO CUENTO: Relatos para Cronopios
Chicas, aquí están algunos de los relatos y micro relatos escritos por ustedes en clase, a partir del cortometraje ALMA. Disfrútenlos!
Muñecos de la noche. Verónica A. Vélez 9°6
La pequeña niña de ojos azules y cabello rubio, transitaba por el solitario y frió camino hecho de concreto, que parecía no tener fin. Pero, ¿Por qué una persona iría sola por una calle tan tenebrosa como esa? ¿Acaso no tenía padres o alguien que cuidara de ella? Tantas preguntas martillaban mi mente con la imagen de aquella niña, que hacía difícil concentrarme en algo diferente. Era casi como estar hipnotizada.
La pequeña niña de ojos azules y cabello rubio, transitaba por el solitario y frió camino hecho de concreto, que parecía no tener fin. Pero, ¿Por qué una persona iría sola por una calle tan tenebrosa como esa? ¿Acaso no tenía padres o alguien que cuidara de ella? Tantas preguntas martillaban mi mente con la imagen de aquella niña, que hacía difícil concentrarme en algo diferente. Era casi como estar hipnotizada.
Pasaron pocos minutos
y la figura de la niña se iba desvaneciendo poco a poco entre la
densa niebla que cubría el largo camino, pero yo
no quería perderla de vista así que sin dudar seguí a la pequeña. Unos cuantos metros más adelante la niña por fin se
detuvo, mirando fijamente al lado izquierdo del camino.
Sus ojos se iluminaron y rápidamente corrió hasta el lugar en
donde se veía la oscura silueta de un muñeco con apariencia
dulce e inofensiva, pero solo era eso, una apariencia, pues cuando la niña sujetó con ternura el suave cuerpo del
muñeco, este hizo un movimiento rápido con
gran ímpetu, atravesando el pecho de la inocente niña con un
filoso cuchillo. Ella cayó al suelo y
solo podía mirar con gran estupor como a su alrededor muchos
otros seres hechos de algodón se
acercaban sutilmente a su pecho ensangrentado. Yo por mi parte quedé atónita. Estaba estática en ese aterrador lugar, viendo la abominable escena.
acercaban sutilmente a su pecho ensangrentado. Yo por mi parte quedé atónita. Estaba estática en ese aterrador lugar, viendo la abominable escena.
Por mi mente estaban
pasando ideas a una velocidad inusitada, que se desvanecieron una vez que escuché a la niña pedir con un último aliento que tomaran su alma y la
depositaran en un nuevo muñeco que pudiera formar parte del clan de los "Muñecos de la noche”.
Esta última frase quedó marcada en
mi cerebro. ¿Muñecos de la noche? ¿Cómo sabía esa pequeña sobre ellos?
mi cerebro. ¿Muñecos de la noche? ¿Cómo sabía esa pequeña sobre ellos?
Entonces me di cuenta de algo aún más extraño: ¿Porque sabía yo acerca de esas
abominaciones? Mientras trataba de encontrar respuesta vi
como el maldito muñeco se sorprendió de la inesperada petición,
pero más importante que esa reacción, pude notar que él estaba
muy enfadado. Que cosa más rara, pensé, pero luego, vino a mi recuerdo que a estos muñecos lo que más
los satisface es ver el rostro de dolor, angustia y sufrimiento que tenían los niños al ser
atravesados por el cuchillo.
El
muñeco frunció el ceño y luego de coger firmemente el cuchillo movió su
cabeza de lado a lado indicando que la petición de la
niña había sido negada. En ese instante la filosa hoja del arma
blanca penetró repetidas veces el pecho de la
pequeña, ocasionándole una muerte casi inmediata.
Para finalizar con su
nocturno y macabro ritual, los muñecos se repartieron entre ellos
el corazón, los pulmones y los hermosos ojos azules de la infante, para
disfrutar de un delicioso festín.
Mientras ellos
festejaban, yo pude recordar, con horror, que
en algún momento fue mi cuerpo el que les brindó comida y que
ahora solo era un alma en pena atrapada en el largo camino de
concreto que era como una especie de santuario para esas criaturas de
la noche.
ANNIE SHURMEST. Karol Giraldo. 9°8
Bastaría con
decir que me llamo Annie Shurmest para que muchos aquí consigan reconocerme. Bueno, no
por el Annie, sino por el “Shurmest”. Sí, soy hija de de Alexander Shurmest a
quien muchos llaman el héroe del lugar, pero… ¿por qué? Es sencillo, les contaré
la historia.
Papá en aquel
entonces era el comandante de la policía del lugar. El más duro de la policía.
Hacía ya varios meses, a la estación de policías estaban llegando múltiples
demandas. Todos los niños estaban desapareciendo sin dejar rastro. Todos estaban
cansados de no saber qué ocurría con los pequeños.
Se acercaba
navidad, todos hablaban sobre esta fecha. Decían que sería la peor navidad de
todas, y de hecho, yo, los apoyaba, esta sería una terrible navidad para la
mayoría de nosotros. Una navidad sin niños.
Una madrugada
a eso de las 4:30 a.m, extrañamente me dio hambre, me levanté lentamente, bajé las escaleras tratando de no
hacer ruido, y fui hacia la cocina. Allí estaba papá, estudiando cada uno de
los casos de los niños desaparecidos. Fui hacia él y me senté es sus piernas,
apenas si pude susurrar que todo estaría bien. Papá me abrazó con fuerza, me
hizo prometerle que no saldría de casa, que estaría dentro de esas cuatro
paredes todo el tiempo, desde que él saliera, hasta que regresara. Así se lo
prometí, pero solo por tranquilizarlo, por nada más. “Eres lo único que tengo.
No quiero perderte” me dice con conmocionada voz.
Y de hecho
si, habíamos perdido a mamá hace ya varios meses, o mejor, mamá nos perdió a
nosotros, todo por causa de una infidelidad, algo realmente irrelevante, algo que no viene al caso.
Ese día papá
fue a trabajar, yo no podía dejar de pensar en él, en su trabajo, en las
demandas, en los pequeños desaparecidos, y odiaba la idea al pensar que serían
más las víctimas de este terrible juego cruel. Así que sin más ni menos rompí
mi promesa. Salí de casa, comencé a
andar sin tener rumbo definido, observándolo todo. De pronto en un callejón, me
encontré con un gran tablero. Logré reconocer en él, el nombre de muchos de los
niños desaparecidos. Corrí a casa a toda velocidad. Al llegar papá ya estaba allí. Tenía una
mirada triste, un rostro apagado,
seguramente porque había roto mi promesa, pero no me importó. Sin darle tiempo
a nada, le conté lo que había visto. Él quedó aun más sorprendido que yo, y sin
dudarlo decidió ir en busca de la enorme pizarra; pero antes, pidió la ayuda de
otras patrullas de la policía. Tuve la, casi, certeza de que al fin habría una
explicación a todo esto.
Tuve que
pelar con él para que me dejara acompañarlo, ¿Cómo iba a dejarlo ir solo? Él
era la única persona a quien estaba segura de amar. Lo quería vivo. Al final, y
después de mucha insistencia aceptó mi compañía. Salí de casa con él. Una
patrulla ya nos esperaba.
Dejamos la patrulla
unas cuadras antes pues no había manera de que entrara por allí y continuamos a
pie. Alcanzamos a ver como una niña iba muy delante de nosotros en el callejón:
“Detente” comenzamos todos a gritar y acelerar el paso, pero fue inútil. La niña a quien algunos llamaban “Daima” no
escuchaba.
Vimos lo que
a continuación sucedió. La niña puso su nombre en el gigantesco tablero, luego
miró hacia atrás, queda sorprendida, como si viera algo único, entra al lugar.
Mi padre se
asoma, los demás lo seguimos. Al mirar por la ventana vimos como la pequeña
estaba allí como atónita, dentro de una tienda de muñecas, asombrada por tantos
juguetes. Se acerca a uno, a uno como especial para ella, de hecho era una
muñeca igual a ella, justo cuando la toca, Daima desaparece.
La cara de
asombro de papá y los demás, lo dice todo. No alcanzamos a comprender lo que
allí sucedió. Papá me toma del brazo con fuerza, me para junto a un policía, me
abraza y me dice: “te amo, siempre has sido lo más importante para mí”. Besa mi mejilla, me recomienda al policía, y sin
darme tiempo a nada, vi como entró decidido a la tienda.
Pasaron unos
segundos, cuando de repente su cuerpo sale disparado de la tienda, no recuerdo
mucho lo que allí sucedió. Solo grité y
corrí con rapidez hacia él. Su cuerpo estaba muy caliente. No se movía, no
respiraba. Él estaba muerto. Lloré desconsoladamente sin saber qué hacer. Lo
abracé y lloré sobre él sin querer despegármele. Por mucho rato no fui
consciente de lo que pasaba a mi alrededor.
Segundos más
tarde hubo como una gigantesca conmoción. Los policías salieron de la tienda
con una horripilante, vieja y mal oliente bruja. Al fin habría paz para muchos, ella era la
causante de la pérdida de los pequeños.
Los días que
siguieron fueron demasiado difíciles para mí. El entierro de mi padre, verme
obligada a vivir con mi madre fue lo peor; el juicio de la vieja, que al final,
algo bueno tuvo. Ella aceptó liberar las alamas de los pequeños solo por rebaja
de pena.
Todo volvió a la
normalidad. Los niños juegan y ríen. Todos son felices, gracias al héroe,
gracias a mi padre, y aunque para todos, todo sea normal, yo lo extraño,
extraño a mi héroe, extraño a mi padre.
La
colección. Tatiana Cardona Rodríguez. 9*7
Era totalmente maravillosa. Cuando la tuve ante mis ojos
no lo podía creer. Era el sueño de todo niño.
¡Una casa! Pero no como cualquiera, era una grandísima
casa hecha de dulces: chocolates, caramelos, masmelos y una fuente de leche
sabor a vainilla a su lado.
Después de caminar durante varias horas por un sendero me
topé con esta maravilla. Sigilosamente me acerqué a la gran puerta, miré por
las ventanas y no se veía a nadie dentro. Traté de entrar pero fue inútil, me
estaba dando por vencido y ya me iba a ir… cuando de repente una niñita de cabello
corto y rizado se asomó por una de las ventanas y haciéndome señas con sus
manos me invitó a entrar. Una alegría
inmensa me invadió cuando escuché la puerta abrirse. ¡WOW! No pude evitar la exclamación.
Era, superlativamente, mejor que por fuera. Muebles de dulces por donde quiera
que mirara. Una gran vitrina de caramelo llamó mi atención. En ella había
muchas cajas iguales a las cajas en las que exhiben a los muñecos. Eran muy
pequeños y en cada estuche había uno diferente.
La niña sonriendo me ofreció un caramelo. Lo acepté con
gusto y sin dudarlo me lo comí. Inmediatamente sentí que algo extraño me
pasaba. Empecé a ver lo que tenía a mi alrededor más y más grande. Mi cuerpo se
estaba encogiendo. De pronto sentí que me quedé inmóvil y alcancé a percibir
que lucía igual a aquellos pequeños muñecos que había visto antes en la vitrina
y así terminé formando parte de la gran colección.
LA MIRADA. Yesenia Arroyave. 9°7
Los ojos brillaban fríos con la tenue luz del farol de aquel
callejón. Miraban, acechaban. Esa mirada
sedienta, ansiosa pero a la vez paciente y decidida se posó sobre ella. Ella todas
las tardes pasaba por allí. Ese día algo llamó su atención. Era una superficie de cristal que
reflejaba la poca luz del
callejón. Se detuvo y al pararse frente al lugar, no tuvo ningún reflejo, solo
se veía una casa tétrica,
que parecía que fuera a derrumbarse. Estaba casi completamente cubierta por hiedra
y ortigas. Asustada dio un paso hacia atrás y al girar su cabeza vio una
hermosa tienda de juguetes nada parecida a la que se veía en el espejo. Se
acercó a la vitrina y allí la vio, detrás del vidrio. Era ella. Efectivamente,
ella. Ojos verdes, cabello rubio. Un
juguete con tal similitud que la dejó perpleja.
La miró de cerca y se decidió a entrar. Con un feo chillido
como adolorido, se abrió la puerta. Un
sonido de campana anunció la entrada de una nueva cliente. En la habitación no
había nadie, solo miles de lindos y peculiares juguetes. En el instante en el que estaba contemplando el extraño juguete
Sintió unos pasos acercándose con
rapidez.
La luz lentamente fue disipando las sombras, y un rostro pálido como de la muerte, emergió de la oscuridad, sus ojos brillaban con locura, aquella bruja fascinada con la inocencia de aquellas almas sin pudor ni pecado.
La luz lentamente fue disipando las sombras, y un rostro pálido como de la muerte, emergió de la oscuridad, sus ojos brillaban con locura, aquella bruja fascinada con la inocencia de aquellas almas sin pudor ni pecado.
Un grito de terror se escapó de su garganta, luego se fue
evaporando hasta volverse un silencio atronador. Lentamente y sin dolor extrajo su esencia. Luego, lo depositó en un
objeto vacío, que se convertiría en un adorno más de su tienda. Una sombra se escurrió
fugaz y silenciosamente para simplemente desaparecer y posarse en su lugar de
vigilancia mientras trabaja en su próximo juguete.
La obsesión. Andrea Jiménez 9°7
Había llegado el invierno y todo se
vistió de blanco. Era un día hermoso
aunque estuviera haciendo frio. Yo recién me levantaba; la verdad no me gustaba
dormir mucho. Dicen que soy hermosa, con piel blanca y labios rosados, tan
pulcra como una rosa pero no me gusta la gente, en realidad los veo como
insectos que solo producen asco y
quisiera ponerlos en cuadros.
Durante años coleccione muñecas, animales e insectos; pero hoy decidí que quiero algo más, cuando aparecieron dos niños vendiendo galletas. Los invité a pasar y a tomar chocolate caliente. En un momento en que se distrajeron, me lancé sobre ellos y de un golpe los noqueé, los arreglé y se convirtieron en mis nuevos muñecos para añadir a mi colección.
Durante años coleccione muñecas, animales e insectos; pero hoy decidí que quiero algo más, cuando aparecieron dos niños vendiendo galletas. Los invité a pasar y a tomar chocolate caliente. En un momento en que se distrajeron, me lancé sobre ellos y de un golpe los noqueé, los arreglé y se convirtieron en mis nuevos muñecos para añadir a mi colección.
Me di cuenta que era muy fácil y mi
colección se veía más llamativa. Así que al día siguiente, llegó una linda niña y la invité a pasar, una
hora después estaba jugando con mi nueva muñeca.
ALMA. Lina Marcela Salazar 9°6
En una pequeña ciudad,
los habitantes están atemorizados
por la desaparición de los niños y como es costumbre en estos casos, se han
generado especulaciones de todo tipo. La
policía investiga exhaustivamente los hechos pero aún no hay nada concluyente sobre el paradero de los niños ni del autor de este escalofriante hecho.
Jorge, el jefe de la policía, cree tener una pista en la
calle 53 y aunque es una buena pista, él desea resultados inmediatos porque le
angustia ver a tantas familias agobiadas por esta situación. Él tiene una hija,
Alma. Ella se encuentra en casa de
Ángela una de sus amigas más cercanas. Allí, ella perdió la noción del tiempo. Se quedó una hora más de lo permitido por su
padre. Nora, la madre de Ángela, le enseña un atajo para llegar más rápido a
casa.
Era invierno y los copos de nieve caían lentamente por el
camino donde Alma se encontraba. Asombrada
por todas las cosas nuevas que la rodeaban detiene su atención en un muro en el
que la gente de la ciudad se expresaba. Alma
escribe con su letra más legible su nombre.
Un minuto después su atención dejó de estar en aquel muro para centrarse en una muñeca que se
encontraba detrás de la vitrina de aquella juguetería. Era mágica pues había
miles de muñecas que se encontraban en diferentes estantes que llegaban hasta
el techo, cada una distinta de la otra pero lo más especial era aquella muñera
frente a ella. Su cabellera le llegaba a la medida del cuello y el color del
pelo era amarillo como el sol en verano; su piel era blanca como la luna y sus
brillantes ojos reflejaban el azul del cielo; vestía un abrigo color rosa donde
se detallaba cada uno de sus pliegues, pero lo que más la impresionó era el gran
parecido de la muñeca con ella. Era idéntica a Alma. Perpleja se mira para enseguida volver a
mirar. Fue solo un segundo en el que la muñeca desaparece y vuelve a reaparecer al lado de la puerta. Alma no pudo contener
su curiosidad y casi automáticamente, coge la perilla y empieza a girarla
lentamente pero esta no cedió. Estaba cerrada.
Así que en un impulso de la nada se agacha y coge una bola
de nieve y la tira contra la puerta. La puerta se abre. Ella más feliz que
sorprendida entra y se topa con un juguete de un niño montado en un triciclo. Se
agacha y lo pone andar. Ahora la muñeca aparece en otro estante de la juguetería. Ella coge una silla y se
monta para alcanzarla. En ese instante, siente algo extraño y notó que está, de
alguna manera, atrapada en la muñeca.
No muy lejos de allí, Jorge llega a casa a las 8 de la noche y extraña que su hija no
se esté en casa. Mira su habitación y descubre su cama tendida, su escritorio
vacío. En ese momento recuerda el permiso que le había dado el día anterior. Coge
sus llaves y se dirige a casa de Ángela. Allí le informan que ella había
salido, que cogió un atajo por la 53.
Jorge solo encuentra como pista el nombre de Alma escrito en el muro.
Jorge decide renunciar a su cargo para poder buscar a su
pequeña por toda la ciudad. Cuentan que
lo vieron recorrer el mismo camino una y otras vez sin perder la esperanza de
encontrar a su hija.
TRUCO
O TRATO. Daniela Vera 9°6
Los fuertes
y fríos vientos que soplaban nos querían obligar a tener que llegar al fin del
truco o trato, donde mis amigos y yo sin falta alguna cada año en noche de
Halloween salíamos a recorrer el barrio entero, exhibiendo los macabros
disfraces que con esmero fabricábamos con anticipación para así provocar temor
o admiración y despertar el deseo de los adultos de complacernos con dulces.
Era
ya la media noche, el sector se encontraba más oscuro y solitario de lo normal,
pero las ansias de regresar a casa con mi calabaza repleta de golosinas fue lo
que nos impulso a visitar la residencia de la señora Collings. Una gran mansión
de aspecto aterrador y un poco abandonado que se hallaba en la cúspide de la
gran colina. Nadie antes se había atrevido a llegar allí pues corrían rumores
de que ella mató a su único hijo dentro de esta vivienda casi por caer.
Agitado e intrigado me iba a disponer a llamar con un
leve golpe en la puerta. El miedo consume
y presiona a mis amigos a bajar de nuevo y conformarse con sus pocos caramelos,
pero por mi parte me encontraba allí parado
y dispuesto a enfrentar cualquier tipo de sobresalto. Varios golpes
consecutivos en la puerta no hicieron que nadie se tomara la molestia de darme
la bienvenida, sino que esta se abrió dándome paso hacia el interior. Me
dispuse a entrar y es como un portentoso y rechinante sonido de una pisada
rebota por toda la habitación central. Me alarmé pues era seguro que ya la
señora Collings sabía de mi presencia. De súbito levanté mi cabeza hacia arriba
y agarrando rigurosamente mi calabaza observé como miles de estanterías de
muñecos llegaban hasta el techo, posándose sobre paredes, escalas, puertas y
pasamanos. Del pánico iba a salir
despavorido de ese diabólico lugar, pero al darme vuelta hacia la puerta, un
muro firme y recio posaba allí, bloqueando totalmente la salida.
Una risa de burla me llegaba de atrás. Era la primera vez
que la señora Collings se dejaba ver. Tenía el aspecto de una bruja vieja con
una gran nariz y una gran verruga con repugnantes pelos que cubría su mejilla
derecha. No sé cómo o por qué pero el hecho era que estaba inmovilizado. No
podía huir. De repente sacó una larga vara de hechizos y la apuntó hacia mí.
Una incontrolable somnolencia se apoderó de mí haciéndome caer y un sinfín de
recuerdos llegó a mi mente.
Al despertar me
encontraba atrapado y tieso sin poder realizar movimiento alguno. Solo podía
girar mis ojos y observar como me rodeaban los miles de muñecos entre los que
yo posaba sobre un estante siendo a partir de ese momento y quizá para siempre,
uno de ellos. Y así es como la señora Collings vuelve a su rutina diaria a
esperar un año más a que otro travieso, impulsivo y obcecado niño golpeé a su
puerta por un dulce.
CLOY. Mariana Benjumea 9°7
Siempre he vivido en una
cajita amarrada de pies y manos, tengo un pelo rubio, largo
y sedoso, ojos azul cielo y una sonrisa
blanca como la nieve. Y de vestimenta, un tutú rosado, unas medias delicadas zapatillas de ballet.
Mattel ha inventado la nueva Barbie, yo.
Me han mandado para un lugar inmenso que le llaman juguetería. Todo era muy incómodo, las demás barbies me miraban,
me señalaban, pero ninguna me hablaba, pensé que solo sería por poco tiempo
pero al trascurrir los años me di cuenta que nunca tendría amigas; no podría
salir con mi ken, tampoco tendría una vida, y mucho menos seria la reina del
ballet.
Ya ha llegado navidad, una amigable
pequeña me ha comprado y estoy muy
feliz, al fin he llegado a mi nueva casa, ahora si tendré amigos y amigas con quien
jugar; aunque este no es ni la mitad de
mi sueño, pero estaré muy cercano a él.
Cloy es mi dueña. Ella está enamorada de
mí, pues siempre me peina, me da
galleticas, y me lleva a todos lados. Ha llegado la noche y Cloy me ha puesto
en el nochero. Estoy más próxima a mi sueño.
Ahora lo único que necesito es esperar a que se duerma y un cuchillo
para cortarle el pecho y succionar su alma. Me desplazo a la cocina pero lo único que alcancé fueron
unas tijeras; regresé a la habitación y empecé sacándole sus ojos, luego introduje
las tijeras en su pecho y por su boca le succioné, lo que ahora sería mi vida.
Ahora vivo en San francisco y soy la
número uno en el ballet. Solo me queda esperar a que una nueva amigable pequeña
compre un Ken para que este sea mi príncipe toda la vida.
Chicas, los voy publicando, en tanto ustedes me los vayan enviando con las correcciones y en tanto tenga tiempo.
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