lunes, 11 de junio de 2012

PENDIENTES


"Ninguna imaginación para innovar, poca voluntad para trabajar y completa falta de audacia para investigar forma una receta infalible para producir pobreza”  Komosuke Matsushita


Hola chicas, tenemos dos asuntos pendientes: el primero es el esquema del cuento final como resultado del proceso de este periodo. Reitero no van a escribir el cuento, pues este ejercicio se realizará en clase; la idea es tener claro aspectos como la temática, el o los personajes, conflicto, sensaciones, emociones…el ambiente, espacio, tratamiento o  tipo de cuento.

Recordemos las palabras de nuestro querido Cortázar, "un cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final".

Por otro lado, estamos en la segunda parte del proceso de investigación de nuestro personaje. Después de haber recopilado información amplia sobre él en diferentes fuentes, ustedes van a sistematizar esta información.

A continuación les recordaré el esquema del pre informe:

1.       TEMA: el nombre del autor o autora que están investigando
2.       SUBTEMAS: los aspectos en los que va a subdividir el tema
3.       OBJETIVO (S):   ¿qué pretende con esta investigación?
4.       REFERENCIA: el libro, el documento, la revista, el periódico, el video, la página web o     fuente de donde obtiene la información.
5.       SÍNTESIS BASADA EN PROPOSICIONES O TESIS: ideas que surgieron después de leer cada fuente o referencia.
6.       COMENTARIOS: comentarios, dudas, observaciones
7.       VOCABULARIO: palabras desconocidas
8.       FECHA: fecha en la que abordó el texto referido
9.       LUGAR: sitio donde realizó la consulta


Tener en cuenta que,  por cada fuente o referencia consultada, es necesario diligenciar el formato a  partir del punto cuatro.

En los siguientes enlaces encontrará ejemplos de cómo referenciar las fuentes consultadas.


http://www.unirioja.es/dptos/dee/doctor/documentos/comocitar.pdf
http://serviciosva.itesm.mx/cvr/investigacion/doc0142.htm

Cualquier duda, ya saben dónde encontrarme.


Yo, por mi parte, terminaré de seleccionar los relatos basados en las canciones, los  microrelatos basados en frases clichés, las producciones del texto instructivo y las utopías; de igual manera, los relatos que usaron como pretexto el cortometraje Alma, para subirlos al blog. Recuerden, las que no lo han hecho, corregirlos y re enviármelos.




Buena vida!

jueves, 7 de junio de 2012

UTOPÍAS: Deliremos un ratico

  Chicas, algunas de sus construcciones desde el imaginario. Disfrútenlas!


"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar". 

ht

          Convertirme en una cometa y dejarme llevar por el viento
·         Ayudarle a los de la liga de la justicia a vencer a todos los malos de los cuentos y a los de la realidad.
·         limpiar el mundo de tanta basura
·         Asistir al cumpleaños 132 de Pinocho
·         Bañarme con la suavidad de las noches y secarme con la frescura de la brisa
·         Contar cada gota de lluvia
·         Regalar mis miedos
·         Apagar el sol y la luna y alumbrar la tierra con luciérnagas
·         Ver el mundo desde el hombro de un gigante
·         Ir a cabalgar con los caballitos de mar
·         Llevar a mi unicornio al dentista
·         Ir a Atlantis a hacerme un estudio fotográfico
·         Descubrir los misterios de la magia y la fantasía
·         Pintar los días de colores
·         Viajar al infinito del tiempo con mi amigo Cronos
·         Nadar con las sirenas
·         Ayudarle a Cupido a lanzar flechas de amor
·         Patinar en los satélites de los planetas con mis amigos
·         Entrar al túnel de Sábato y salvar a Maria Iribarne
·         Llenar de solidaridad el alma de las personas
·         Leerle cuentos a los duendes
·         Enseñar a leer a Pinocho
·         Ir a una piyamada con Morfeo y los Oníricos
·         Entrevistar a con Willi Wonka en su fábrica de chocolates
·         Robar una estrella del cielo para iluminar mi habitación
·         Bailar tap con Mickey Mouse
·         Patinar en el pantano del recuerdo
·         Caminar por los aires del olvido
·         Ir a volar con las mariposas al arcoíris
·         Jugar baloncesto con los dioses del Olimpo
·         Construir hospitales para los pájaros enfermos
·         Viajar con Pinocho al país de los juguetes
·         Recorrer el mundo en una estrella fugaz
·         Peinar a Rapunsel
·         Tomar el té con Dios
·         Sentarme a leer justo donde comienza el arcoíris
·         Comer  helado con mi amiga la sabiduría
·         Continuar con la guerra entre mi imaginación y la realidad
·         Jugar a las escondidas con las bananas en pijamas
·         Jugar ajedrez con los cubitos
·         Ir a almorzar con campanita en el país de nunca jamás
·         Planear con Cupido la forma de  acabar con los estúpidos que no creen en el amor
·         Contar las estrellas y anotar sus nombres
·         Ir al infierno y hacer algunas entrevistas a algunos condenados famosos
·         Alimentar a mis Minotauros
·         Recorrer el océano montada en un delfín
·         Viajar al pasado
·         Llevar una serenata a Dios
·         Viajar al país de mis sueños
·         Ir de paseo con Blanca Nieves y los siete Enanitos
·         Navegar el mar convertida en sirena
·         Hacer realidad mis sueños
·         Tocar dulces melodías en mi guitarra con mis amigos, sentada en una nube
·         Broncearme tranquilamente en el centro del sol
·         Salir a comer en la noche con la luna
·         Besar los labios del sol
·         Dormir en el infinito
·         Enseñarle a correr a las tortugas
·         Hacer una mordida a la luna de queso
·         Entrevistar a Dios
·         Ver la carrera de los espermatozoides para llegar al ovulo en vivo y en directo
·         Echarle protector solar al planeta tierra, para que el sol no nos haga daño
·         Sentarme en la mitad del mar y leer un libro
·         Descansaré de tantos quehaceres sobre una nube





PURO CUENTO: Relatos para Cronopios

Chicas, aquí están algunos de los relatos y micro relatos escritos por ustedes en clase, a partir del cortometraje ALMA. Disfrútenlos!








       Muñecos de la noche. Verónica A. Vélez 9°6

La pequeña niña de ojos azules y cabello rubio, transitaba por el solitario y frió camino hecho de concreto, que parecía no tener fin. Pero, ¿Por qué una persona iría sola por una calle tan tenebrosa como esa? ¿Acaso no tenía padres o alguien que cuidara de ella? Tantas preguntas martillaban  mi mente con la imagen de aquella niña, que hacía difícil concentrarme en algo diferente. Era casi como estar hipnotizada.

Pasaron pocos minutos y la figura de la niña se iba desvaneciendo poco a poco entre la densa niebla que cubría el largo camino, pero yo no quería perderla de vista así que sin dudar seguí a la pequeña. Unos cuantos metros más adelante la niña por fin se detuvo, mirando fijamente al lado izquierdo del camino. Sus ojos se iluminaron y rápidamente corrió hasta el lugar en donde se veía la oscura silueta de un muñeco con apariencia dulce e inofensiva, pero solo era eso, una apariencia, pues cuando la  niña sujetó con ternura el suave cuerpo del muñeco, este hizo un movimiento rápido con gran ímpetu, atravesando el pecho de la inocente niña con un filoso cuchillo. Ella cayó al suelo y solo podía mirar con gran estupor como a su alrededor muchos otros seres hechos de algodón se 
acercaban sutilmente a su pecho ensangrentado. Yo por mi parte quedé atónita. Estaba estática en ese aterrador lugar, viendo la abominable escena.

Por mi mente estaban pasando ideas a una velocidad inusitada, que se desvanecieron una vez que escuché a la niña pedir con un último aliento que tomaran su alma y la depositaran en un nuevo muñeco  que pudiera formar parte del clan de los "Muñecos de la noche”. Esta última frase quedó marcada en
mi cerebro. ¿Muñecos de la noche? ¿Cómo sabía esa pequeña sobre ellos?

Entonces me di cuenta de algo aún más extraño: ¿Porque sabía yo acerca de esas abominaciones? Mientras trataba de encontrar respuesta vi como el maldito muñeco se sorprendió de la inesperada petición, pero más importante que esa reacción, pude notar que él estaba muy enfadado. Que cosa más rara, pensé, pero luego,  vino a mi recuerdo que a estos muñecos lo que más los satisface es ver el rostro de dolor, angustia y sufrimiento que tenían los niños al ser atravesados por el cuchillo.

El muñeco frunció el ceño y luego de coger firmemente el cuchillo movió su cabeza de lado a lado indicando que la petición de la niña había sido negada. En ese instante la filosa hoja del arma blanca penetró repetidas veces el pecho de la pequeña, ocasionándole una muerte casi inmediata.

Para finalizar con su nocturno y macabro ritual, los muñecos se repartieron entre ellos el corazón, los pulmones y los hermosos ojos azules de la infante, para disfrutar de un delicioso festín.

 Mientras ellos festejaban, yo pude recordar, con horror, que en algún momento fue mi cuerpo el que les brindó comida y que ahora solo era un alma en pena atrapada en el largo camino de concreto que era como una especie de santuario para esas criaturas de la noche.


                    ANNIE SHURMEST. Karol Giraldo. 9°8

Bastaría con decir que me llamo Annie Shurmest para que muchos aquí consigan reconocerme. Bueno, no por el Annie, sino por el “Shurmest”. Sí, soy hija de de Alexander Shurmest a quien muchos llaman el héroe del lugar, pero… ¿por qué? Es sencillo, les contaré la historia.
Papá en aquel entonces era el comandante de la policía del lugar. El más duro de la policía. Hacía ya varios meses, a la estación de policías estaban llegando múltiples demandas. Todos los niños estaban desapareciendo sin dejar rastro. Todos estaban cansados de no saber qué ocurría con los pequeños.
Se acercaba navidad, todos hablaban sobre esta fecha. Decían que sería la peor navidad de todas, y de hecho, yo, los apoyaba, esta sería una terrible navidad para la mayoría de nosotros. Una navidad sin niños.
Una madrugada a eso de las 4:30 a.m, extrañamente me dio hambre, me levanté  lentamente, bajé las escaleras tratando de no hacer ruido, y fui hacia la cocina. Allí estaba papá, estudiando cada uno de los casos de los niños desaparecidos. Fui hacia él y me senté es sus piernas, apenas si pude susurrar que todo estaría bien. Papá me abrazó con fuerza, me hizo prometerle que no saldría de casa, que estaría dentro de esas cuatro paredes todo el tiempo, desde que él saliera, hasta que regresara. Así se lo prometí, pero solo por tranquilizarlo, por nada más. “Eres lo único que tengo. No quiero perderte” me dice con conmocionada voz.
Y de hecho si, habíamos perdido a mamá hace ya varios meses, o mejor, mamá nos perdió a nosotros, todo por causa de una infidelidad, algo realmente  irrelevante, algo que no viene al caso.
Ese día papá fue a trabajar, yo no podía dejar de pensar en él, en su trabajo, en las demandas, en los pequeños desaparecidos, y odiaba la idea al pensar que serían más las víctimas de este terrible juego cruel. Así que sin más ni menos rompí mi promesa.  Salí de casa, comencé a andar sin tener rumbo definido, observándolo todo. De pronto en un callejón, me encontré con un gran tablero. Logré reconocer en él, el nombre de muchos de los niños desaparecidos. Corrí a casa a toda velocidad.  Al llegar papá ya estaba allí. Tenía una mirada triste,  un rostro apagado, seguramente porque había roto mi promesa, pero no me importó. Sin darle tiempo a nada, le conté lo que había visto. Él quedó aun más sorprendido que yo, y sin dudarlo decidió ir en busca de la enorme pizarra; pero antes, pidió la ayuda de otras patrullas de la policía. Tuve la, casi, certeza de que al fin habría una explicación a todo esto.
Tuve que pelar con él para que me dejara acompañarlo, ¿Cómo iba a dejarlo ir solo? Él era la única persona a quien estaba segura de amar. Lo quería vivo. Al final, y después de mucha insistencia aceptó mi compañía. Salí de casa con él. Una patrulla ya nos esperaba.
Dejamos la patrulla unas cuadras antes pues no había manera de que entrara por allí y continuamos a pie. Alcanzamos a ver como una niña iba muy delante de nosotros en el callejón: “Detente” comenzamos todos a gritar y acelerar el paso, pero fue inútil.  La niña a quien algunos llamaban “Daima” no escuchaba.
Vimos lo que a continuación sucedió. La niña puso su nombre en el gigantesco tablero, luego miró hacia atrás, queda sorprendida, como si viera algo único, entra al lugar.
Mi padre se asoma, los demás lo seguimos. Al mirar por la ventana vimos como la pequeña estaba allí como atónita, dentro de una tienda de muñecas, asombrada por tantos juguetes. Se acerca a uno, a uno como especial para ella, de hecho era una muñeca igual a ella, justo cuando la toca, Daima desaparece.
La cara de asombro de papá y los demás, lo dice todo. No alcanzamos a comprender lo que allí sucedió. Papá me toma del brazo con fuerza, me para junto a un policía, me abraza y me dice: “te amo, siempre has sido lo más importante para mí”.  Besa mi mejilla, me recomienda al policía, y sin darme tiempo a nada, vi como entró decidido a la tienda.
Pasaron unos segundos, cuando de repente su cuerpo sale disparado de la tienda, no recuerdo mucho lo que allí sucedió. Solo  grité y corrí con rapidez hacia él. Su cuerpo estaba muy caliente. No se movía, no respiraba. Él estaba muerto. Lloré desconsoladamente sin saber qué hacer. Lo abracé y lloré sobre él sin querer despegármele. Por mucho rato no fui consciente de lo que pasaba a mi alrededor.
Segundos más tarde hubo como una gigantesca conmoción. Los policías salieron de la tienda con una horripilante, vieja y mal oliente bruja.  Al fin habría paz para muchos, ella era la causante de la pérdida de los pequeños.
Los días que siguieron fueron demasiado difíciles para mí. El entierro de mi padre, verme obligada a vivir con mi madre fue lo peor; el juicio de la vieja, que al final, algo bueno tuvo. Ella aceptó liberar las alamas de los pequeños solo por rebaja de pena.
Todo volvió a la normalidad. Los niños juegan y ríen. Todos son felices, gracias al héroe, gracias a mi padre, y aunque para todos, todo sea normal, yo lo extraño, extraño a mi héroe, extraño a mi padre.



La colección. Tatiana Cardona Rodríguez. 9*7


Era totalmente maravillosa. Cuando la tuve ante mis ojos no lo podía creer. Era el sueño de todo niño.
¡Una casa! Pero no como cualquiera, era una grandísima casa hecha de dulces: chocolates, caramelos, masmelos y una fuente de leche sabor a vainilla a su lado.
Después de caminar durante varias horas por un sendero me topé con esta maravilla. Sigilosamente me acerqué a la gran puerta, miré por las ventanas y no se veía a nadie dentro. Traté de entrar pero fue inútil, me estaba dando por vencido y ya me iba a ir… cuando de repente una niñita de cabello corto y rizado se asomó por una de las ventanas y haciéndome señas con sus manos me invitó a entrar. Una  alegría inmensa me invadió cuando escuché la puerta abrirse. ¡WOW! No pude evitar la exclamación. Era, superlativamente, mejor que por fuera. Muebles de dulces por donde quiera que mirara. Una gran vitrina de caramelo llamó mi atención. En ella había muchas cajas iguales a las cajas en las que exhiben a los muñecos. Eran muy pequeños y en cada estuche había uno diferente.
La niña sonriendo me ofreció un caramelo. Lo acepté con gusto y sin dudarlo me lo comí. Inmediatamente sentí que algo extraño me pasaba. Empecé a ver lo que tenía a mi alrededor más y más grande. Mi cuerpo se estaba encogiendo. De pronto sentí que me quedé inmóvil y alcancé a percibir que lucía igual a aquellos pequeños muñecos que había visto antes en la vitrina y así terminé formando parte de la gran colección.     


                         LA MIRADA. Yesenia Arroyave. 9°7

Los ojos brillaban fríos con la tenue luz del farol de aquel callejón. Miraban, acechaban. Esa mirada  sedienta, ansiosa pero a la vez paciente y decidida se posó sobre ella.                                                                                                                                                               Ella todas las tardes pasaba por allí. Ese día algo llamó su atención. Era  una superficie de cristal  que  reflejaba la poca luz  del callejón. Se detuvo y al pararse frente al lugar, no tuvo ningún reflejo, solo se veía una casa  tétrica, que  parecía que  fuera a derrumbarse.  Estaba casi completamente cubierta por hiedra y ortigas. Asustada dio un paso hacia atrás y al girar su cabeza vio una hermosa tienda de juguetes nada parecida a la que se veía en el espejo. Se acercó a la vitrina y allí la vio, detrás del vidrio. Era ella. Efectivamente, ella. Ojos verdes, cabello  rubio. Un juguete con tal similitud que la dejó perpleja.
La miró de  cerca  y se decidió a entrar. Con un feo chillido como adolorido,  se abrió la puerta. Un sonido de campana anunció la entrada de una nueva cliente. En la habitación no había nadie, solo miles de lindos y peculiares juguetes. En el instante en el que  estaba contemplando el extraño   juguete Sintió unos  pasos acercándose con rapidez.
La luz lentamente fue disipando las sombras, y un rostro pálido como de la muerte, emergió de la oscuridad, sus ojos brillaban  con locura, aquella bruja fascinada con la inocencia de aquellas almas  sin pudor ni pecado.
Un grito de terror se escapó de su garganta, luego se fue evaporando hasta volverse un silencio atronador. Lentamente y sin dolor  extrajo su esencia. Luego, lo depositó en un objeto vacío, que se convertiría en un adorno más de su tienda. Una sombra se escurrió fugaz y silenciosamente para simplemente desaparecer y posarse en su lugar de vigilancia mientras trabaja en su próximo juguete.



La obsesión. Andrea Jiménez 9°7



Había llegado el invierno y todo se vistió de blanco. Era  un día hermoso aunque estuviera haciendo frio. Yo recién me levantaba; la verdad no me gustaba dormir mucho. Dicen que soy hermosa, con piel blanca y labios rosados, tan pulcra como una rosa pero no me gusta la gente, en realidad los veo como insectos  que solo producen asco y quisiera ponerlos en cuadros.
Durante años coleccione muñecas, animales e insectos; pero hoy decidí que quiero algo más, cuando aparecieron dos niños vendiendo galletas. Los invité a pasar y a tomar chocolate caliente. En un momento en que se distrajeron, me lancé sobre ellos y de un golpe los noqueé, los arreglé y se convirtieron en mis nuevos muñecos para añadir a mi colección.

Me di cuenta que era muy fácil y mi colección se veía más llamativa. Así que al día siguiente,  llegó una linda niña y la invité a pasar, una hora después estaba jugando con mi nueva muñeca.




 ALMA. Lina Marcela Salazar 9°6

En una pequeña ciudad,  los habitantes están  atemorizados por la desaparición de los niños y como es costumbre en estos casos, se han generado especulaciones de todo tipo.  La policía investiga exhaustivamente los hechos pero aún no hay nada concluyente  sobre el paradero  de los niños ni del autor de este  escalofriante hecho.

Jorge, el jefe de la policía, cree tener una pista en la calle 53 y aunque es una buena pista, él desea resultados inmediatos porque le angustia ver a tantas familias agobiadas por esta situación. Él tiene una hija, Alma. Ella se encuentra en casa de  Ángela una de sus amigas más cercanas. Allí, ella perdió  la noción del  tiempo.  Se quedó una hora más de lo permitido por su padre. Nora, la madre de Ángela, le enseña un atajo para llegar más rápido a casa.

Era invierno y los copos de nieve caían lentamente por el camino donde  Alma se encontraba. Asombrada por todas las cosas nuevas que la rodeaban detiene su atención en un muro en el que la gente de la ciudad se expresaba.  Alma escribe con su letra más legible su nombre.

Un minuto después su atención dejó   de estar en  aquel muro para centrarse en una muñeca que se encontraba detrás de la vitrina de aquella juguetería. Era mágica pues había miles de muñecas que se encontraban en diferentes estantes que llegaban hasta el techo, cada una distinta de la otra pero lo más especial era aquella muñera frente a ella. Su cabellera le llegaba a la medida del cuello y el color del pelo era amarillo como el sol en verano; su piel era blanca como la luna y sus brillantes ojos reflejaban el azul del cielo; vestía un abrigo color rosa donde se detallaba cada uno de sus pliegues, pero lo que más la impresionó era el gran parecido de la muñeca con ella. Era idéntica a Alma.  Perpleja se mira para enseguida volver a mirar. Fue solo un segundo en el que la muñeca desaparece y  vuelve a reaparecer  al lado de la puerta. Alma no pudo contener su curiosidad y casi automáticamente, coge la perilla y empieza a girarla lentamente pero esta no cedió. Estaba cerrada.

Así que en un impulso de la nada se agacha y coge una bola de nieve y la tira contra la puerta. La puerta se abre. Ella más feliz que sorprendida entra y se topa con un juguete de un niño montado en un triciclo. Se agacha y lo pone andar. Ahora la muñeca aparece en otro estante  de la juguetería. Ella coge una silla y se monta para alcanzarla. En ese instante, siente algo extraño y notó que está, de alguna manera, atrapada en la muñeca.

No muy lejos de allí, Jorge llega a casa  a las 8 de la noche y extraña que su hija no se esté en casa. Mira su habitación y descubre su cama tendida, su escritorio vacío. En ese momento recuerda el permiso que le había dado el día anterior. Coge sus llaves y se dirige a casa de Ángela. Allí le informan que ella había salido, que cogió un atajo por la 53.
Jorge solo encuentra como pista el nombre de Alma  escrito en el muro.
Jorge decide renunciar a su cargo para poder buscar a su pequeña por toda la  ciudad. Cuentan que lo vieron recorrer el mismo camino una y otras vez sin perder la esperanza de encontrar a su hija. 


                                    
 TRUCO O TRATO. Daniela Vera 9°6



Los fuertes y fríos vientos que soplaban nos querían obligar a tener que llegar al fin del truco o trato, donde mis amigos y yo sin falta alguna cada año en noche de Halloween salíamos a recorrer el barrio entero, exhibiendo los macabros disfraces que con esmero fabricábamos con anticipación para así provocar temor o admiración y despertar el deseo de los adultos de complacernos con dulces.



Era ya la media noche, el sector se encontraba más oscuro y solitario de lo normal, pero las ansias de regresar a casa con mi calabaza repleta de golosinas fue lo que nos impulso a visitar la residencia de la señora Collings. Una gran mansión de aspecto aterrador y un poco abandonado que se hallaba en la cúspide de la gran colina. Nadie antes se había atrevido a llegar allí pues corrían rumores de que ella mató a su único hijo dentro de esta vivienda casi por caer.



Agitado e intrigado me iba a disponer a llamar con un leve golpe en la puerta.  El miedo consume y presiona a mis amigos a bajar de nuevo y conformarse con sus pocos caramelos, pero por mi parte me encontraba allí  parado y dispuesto a enfrentar cualquier tipo de sobresalto. Varios golpes consecutivos en la puerta no hicieron que nadie se tomara la molestia de darme la bienvenida, sino que esta se abrió dándome paso hacia el interior. Me dispuse a entrar y es como un portentoso y rechinante sonido de una pisada rebota por toda la habitación central. Me alarmé pues era seguro que ya la señora Collings sabía de mi presencia. De súbito levanté mi cabeza hacia arriba y agarrando rigurosamente mi calabaza observé como miles de estanterías de muñecos llegaban hasta el techo, posándose sobre paredes, escalas, puertas y pasamanos. Del pánico  iba a salir despavorido de ese diabólico lugar, pero al darme vuelta hacia la puerta, un muro firme y recio posaba allí, bloqueando totalmente la salida.
Una risa de burla me llegaba de atrás. Era la primera vez que la señora Collings se dejaba ver. Tenía el aspecto de una bruja vieja con una gran nariz y una gran verruga con repugnantes pelos que cubría su mejilla derecha. No sé cómo o por qué pero el hecho era que estaba inmovilizado. No podía huir. De repente sacó una larga vara de hechizos y la apuntó hacia mí. Una incontrolable somnolencia se apoderó de mí haciéndome caer y un sinfín de recuerdos llegó a mi mente.
 Al despertar me encontraba atrapado y tieso sin poder realizar movimiento alguno. Solo podía girar mis ojos y observar como me rodeaban los miles de muñecos entre los que yo posaba sobre un estante siendo a partir de ese momento y quizá para siempre, uno de ellos. Y así es como la señora Collings vuelve a su rutina diaria a esperar un año más a que otro travieso, impulsivo y obcecado niño golpeé a su puerta por un dulce.

CLOY. Mariana Benjumea 9°7
Siempre he vivido en una cajita amarrada de pies y manos, tengo   un pelo rubio, largo y sedoso, ojos azul cielo y una sonrisa blanca como la nieve. Y de vestimenta, un tutú rosado, unas medias delicadas zapatillas de ballet.
Mattel ha inventado la nueva Barbie, yo. Me han mandado para un lugar inmenso que le llaman juguetería. Todo era  muy incómodo, las demás barbies me miraban, me señalaban, pero ninguna me hablaba, pensé que solo sería por poco tiempo pero al trascurrir los años me di cuenta que nunca tendría amigas; no podría salir con mi ken, tampoco tendría una vida, y mucho menos seria la reina del ballet.
Ya ha llegado navidad, una amigable pequeña me ha comprado y estoy muy  feliz, al fin he llegado a mi nueva casa,  ahora si tendré amigos y amigas con quien jugar; aunque este  no es ni la mitad de mi sueño, pero estaré muy cercano a él.
Cloy es mi dueña. Ella está enamorada de mí, pues  siempre me peina, me da galleticas, y me lleva a todos lados. Ha llegado la noche y Cloy me ha puesto en el nochero. Estoy más próxima a mi sueño.  Ahora lo único que necesito es esperar a que se duerma y un cuchillo para cortarle el pecho y succionar su alma. Me desplazo  a la cocina pero lo único que alcancé fueron unas tijeras; regresé a la habitación y empecé sacándole sus ojos, luego introduje las tijeras en su pecho y por su boca le succioné,  lo que ahora sería  mi vida.
Ahora vivo en San francisco y soy la número uno en el ballet. Solo me queda esperar a que una nueva amigable pequeña compre un Ken para que este sea mi príncipe toda la vida. 

Chicas, los voy publicando, en tanto ustedes me los vayan enviando con las correcciones y en tanto tenga tiempo.